En esta parashá la Torá, cap. 11, nos ordena las leyes del kashrut (leyes alimenticias), sobre animales puros e impuros.
Desde el principio de la Creación, Adam y Javah tuvieron una restricción alimentaria, podían comer del Árbol de la Vida, pero del Árbol del Bien y del Mal, no lo podían hacer.
La Torá distingue entre animales puros e impuros, no entre animales permitidos o prohibidos, los que se pueden comer son mencionados como puros, y los que no impuros. La Torá nos ordena “…no comeréis estos animales para que nos os impurifiquéis…” (Vayikrá 11-44)
Cuando D-s creó el Mundo lo hizo bajo la dualidad, el bien y el mal, el amor y el odio, la paz y la guerra, la verdad y la mentira. Siendo que éste es un mundo dual y todo está equilibrado, también vemos que hay animales cuya esencia es positiva (puros) y animales cuya esencia es negativa (impuros).
Por tanto, cuando una persona come un alimento no sólo está introduciendo en su cuerpo vitaminas, minerales o proteínas, sino que también está absorbiendo una carga pura ó impura en su alma.
Es a esto, a lo que la Torá se refiere cuando nos dice “…ten cuidado de no impurificarte con estos animales…” (Vayikrá 11-44). Cuando la Torá utiliza el término “puro” e “impuro” se refiere al alma, y no al cuerpo. Por tanto, todas estas leyes alimenticias que se mencionan en esta parashá no son una dieta para el cuerpo, sino para el alma.
En la parashá de Noáj, cuando se reúnen todos los animales para entrar al arca, de los impuros llegó una pareja y de los puros llegaron siete, esto nos enseña que esta división ya existía desde el principio de la Creación.
En los mamíferos para que el animal sea puro, tiene que tener la pezuña hendida y ser rumiante; en las aves hay una lista de veinticuatro aves que la Torá denomina como impuras, y todas las demás están permitidas. El denominador común de las aves impuras es, que son aves depredadoras o de rapiña.
En el caso de los acuáticos, para que se puedan comer tienen que tener aletas y escamas.
La Torá quiere el beneficio de nuestra alma, por tanto, nos ordena, no comer animales impuros, para proteger nuestra alma de las fuerzas impuras ó negativas, que estos animales poseen.
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