SHEMINÍ ATZERET
En Bemidbar 29-35 la Torá nos dice “Y el octavo día será de abstención de trabajo para vosotros, ninguna labor creativa haréis”.
Sheminí Atzeret es una festividad aparte, desconectada de los anteriores días de Sucot, por lo que en el Kidush se dice SHEHEJEYANU.
En la diáspora sólo se utiliza la Sucá el primer día de Sheminí Atzeret. El segundo día se festeja dentro del hogar. En esta festividad también se dice la oración por la lluvia, con el fin de poder disfrutar del buen tiempo todo el Sucot, y poder realizar la Mitzvá de residir en la Sucá.
SIMJAT TORÁ
La segunda noche de Sheminí Atzeret, es también Simjat Torá (la alegría de la Torá). Apresurémonos a definir y distinguir, Shavuot es la fiesta de la entrega de la Torá en el monte Sinaí, esto tiene un fundamento histórico preciso.
Simjat Torá es la alegría y el fervor, no por un acontecimiento histórico pasado, sino por un hecho estrictamente presente: en este día se incluye la lectura de la Torá en la Sinagoga. Era una costumbre popular que al terminar el estudio de un libro, se realizara una fiesta entre los estudiantes y sus maestros. Esta costumbre se aplicó públicamente a la conclusión de la lectura de la Torá.
Se leen los últimos capítulos del libro Devarím, y de inmediato pasamos a Bereshit. Así es que, donde se concluye la lectura se reinicia para demostrar simbólicamente que esta lectura no tiene fin. Si en Shavuot, se conmemoraba el culminante momento de la entrega de la ley divina, en Simjat Torá el regocijo deriva de la recepción y asunción de la misma ley en la existencia diaria.
Culmina la lectura anual con la muerte de Moshé. Y su último discurso ante el pueblo cuando dijo “preguntad por los primeros días”, y la respuesta está dada en Bereshit, que pretende responder a esas preguntas fundamentales. ¿Qué somos?, ¿de donde venimos?, ¿a dónde vamos?.
La idea de la creación introduce el milagro no solo en el comienzo del mundo, sino en su esencia misma. El comienzo implica la finalidad, existimos para algo, en la Biblia el hombre es la culminación del proceso creativo de D-s. La luz es el manto general de todo lo existente. Luego vinieron los estratos sucesivos, los entes inorgánicos, las plantas, los animales y el hombre como culminación de la creación.
Por otra parte el hombre no puede evadir su condición natural, es parte de la naturaleza y es parte de los ritmos naturales del nacimiento, crecimiento, decadencia y muerte. A este respecto dice la Biblia: “Fue hecho del polvo de la tierra y soplo de aliento divino”. Pero aquí cabe un detalle relevante, D-s deciode hacer al hombre “a su imagen y semejanza”. Este es el aspecto extranatural metafísico, hay pues dos componentes en la estructura humana, el uno natural, el otro pertenece a una dimensión que está fuera de la naturaleza.
¿Qué es el hombre? Una posibilidad abierta entre “el polvo de la tierra” y la “imagen de D-s”. El hombre, no es, debe hacerse. Puede ascender hasta el cielo y conectarse con lo trascendental, y puede descender hasta el polvo de la Tierra.
El milagro está inscrito en la misma naturaleza de las cosas, está en lo cotidiano, en cada instante, en cada momento. Sólo que el hábito y la enajenación nos ciega y entorpece nuestra percepción, y nos incapacita para captar el milagro allí donde se da.
LAS AKAFOT DE SIMJAT TORÁ
Se sacan todos los rollos de la Torá, y se hacen las Hakafot: 7 vueltas alrededor del Hejal de la Sinagoga.
La persona llamada a la Torá para la conclusión de su lectura es el Jatán Torá y la que es invitada para iniciar su lectura es el Jatán Bereshit. Son los dos novios de la Torá, que constituyen uno acabando y el otro comenzando, los dos eslabones básicos que enlazan esa cadena indestructible de nuestra Torá, que une generaciones pasadas con las venideras. En esa cadena radica el secreto de la eternidad del pueblo judío.
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